jueves, 29 de enero de 2009

Boquita de canela lunar

[...]

Y recalamos en otro bar, donde el dueño me reconoció, y a modo de saludo nos mandó una botella a la mesa, y de salud en salud nos cerraron también el lugar, por la maldita ley de alcoholes, y teníamos tanta sed, tantas ganas de bebernos las bocas sedientas en ese Atacama salado. Los astros en el planisferio astral salpicaban su frente de plateado rocío selenita. Aquí, en esta noche, Dios podría reinventar el Edén...¿Con dos adanes?, preguntó el niño mirando el firmamento.. Mejor dos Caínes... así nos iríamos al este del paraíso. ¿Y dónde podríamos brindar por eso?

Adiós mariquita linda.
Pedro Lemebel