martes, 10 de febrero de 2009

Peter.

Me pregunto cómo, de dónde, con qué dulzura rabiosa acuna cada palabra, cada sentimiento y lo plasma para siempre en hojas roídas por el tiempo, pero que sin embargo son miles de suntuosas palabras pensadas, manoseadas y dichas que sin más significado significan tanto.
En su taconear insesante por las calles roídas de la pobreza, la minoría, los que gritan sin voz, los que escriben sus voces...
sabe hacerse oír y se vuelve parte de todo, de la blanca cordillera, el cielo azul y la sangre de chilenos como el suyo que conforman nuestra dudosa bandera.
Usted me ha enseñado mucho de lo que no alcancé a vivir.

No existen superlativos de gracias como no existen superlativos de Te amo.
Los sentimientos no pueden decirse...
¿cómo le hace?

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