lunes, 15 de junio de 2009

Y otra vez tuve el mismo sueño del sábado...
Yo tenía una rosa negra muy grande y una de color rosado muy pequeña.
La rosada no tenía tallo y yo la metía dentro de la negra para que no se deshojara.
A pesar de las espinas yo no quería soltar la rosa negra, porque era tan frágil...
y dolía mucho, aún en el sueño. Cómo iba a tocar ahora con las manos destruídas...
qué cosa más rara...

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