sábado, 13 de junio de 2009

Se fué.
Abrázala a ella. Estoy destrozado. Si el mundo fuera destruido... no quiero morir con él.
La vida mana de mi cuerpo. La desesperación se condensa en mi cabeza y brota de mis ojos. El viento me trae una aroma a sangre a lo lejos. Sangre ajena. Sangre carmesí. Sangre viva. Sangre que fluye , se oxida y vuelve a la tierra. Asustado, llorando como un niño, llorando de desesperación y sin a treverse a respirar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario