jueves, 17 de diciembre de 2009

Nunca, nunca nunca es suficiente, aunque estés entregando lo más valioso del mundo, lo mejor que tienes, nunca es suficiente, nunca hay manera de que se den cuenta sin que lo digas y nunca están satisfechos, nunca nadie es capaz de ver nada, nunca se sacian, nunca entienden, nunca buscan nada y nunca encuentran nada, nada más que errores y sólo errores pérfidos, lágrimas ensangrentadas y rencores, rencores que quizás son rabia o que quizás son sólo el más dulce dolor, dolor que sólo una persona enferma como uno notaría que existe.

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