A veces...
es desesperante saber que moriré amarrada a esta tumba abierta, que no grito porque no puedo, que el dolor y la soledad se apoderan de mi y roen mis huesos en busca de mi vida, mi pobre vida que talvéz no debiera salir de ahí, pero que pugna día a día por esa libertad tan cercana pero intangible; las cadenas razgan mi piel y florece de pronto ese exquisito sentimiento en mi corazón apabullado que no merece amar, que no palpita para la vida, sino para esa tumba podrida que lo retiene luna tras luna. Mis ojos pueden ver las nubes corriendo sobre mi cabeza, su llanto humedece mis labios rececos que ya no saben hablar.Siento en ese rio desbordante de vida que no me pertenece , dejo que vaya a lugares que mis manos no pueden tocar, que le lleve mi lamento amargo y brillante hacia quién lo quiera oir, aunque no me salve, aunque sólo llegara a saber que alguna vez existí.
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