domingo, 25 de marzo de 2012

¿Acaso existe algún lugar al que nos sintamos pertenecer?
Y el hombre siente el asco. El hombre se protege.
Pero aún así comparte el mismo destino que hasta la más miserable de las criaturas.
Y el hombre no comprende, y se angustia.
Le atrae la belleza de la creación, pero al mismo tiempo siente repulsión y pavor.
Hasta que llega el momento en que caen esas barreras, se derrumban los andamios sobre los que fue criado y desaparece el miedo, el asco, vida y muerte son una única cosa.
Pero en ese momento sólo nos queda la locura y la soledad.

Y nada que sienta en mi pecho, nada.

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